Hemos utilizado la mesa-huerto que está en el patio de los indios y hawaianos para mimarlos con esmero y que no se nos pase su florecimiento para poder extraer los hilos de la rosa de azafrán.
También plantamos ajos en uno de los bancales del huerto con la ayuda de algunas mamis. Como era la primera vez que lo hacíamos, a algunos nos daba un poco de repelús tocar la tierra, o apoyar la rodilla en el tierra por miedo a mancharnos. Otros, muy atrevidos, casi se tiran en plancha en el bancal porque llegar al centro es un poco difícil para nosotros, que aún somos muy peques.
Tampoco olvidamos recoger unas mazorcas de maíz que este verano había plantado un abuelo, cuando se sequen intentaremos hacer ricas palomitas de maíz para probar los frutos que nos da el huerto.
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